TRANQUILO: SI TE LLAMAN MARICA, TE ESTÁN LLAMANDO NO-HOMBRE

Algunos compañeros de clase comenzaron a llamarme marica. Jamás he sentido atracción física hacia un hombre. Así que me quedé estupefacto y paralizado ante este calificativo que consideraba grueso, horrendo y falaz.

 

Pasados los años, leí un artículo que deberían leer en voz alta en todas las aulas. Y si se lo hacen leer a los chulos que se creen con el derecho de amargar la existencia a los demás, miel sobre hojuelas. El artículo venía a decir que en la España de los años veinte el nombre de mujer más común era Maricarmen y que, por ello, a los hombres que se salían del patrón típico de macho ibérico les empezaron a tildar con dicho diminutivo despectivo.

 

Por lo tanto, espero y deseo que si a un chaval le llaman en el instituto marica no se sienta como quieren que se sienta los que van por la vida con esa mentalidad arcaica y despreciable, ya que no le están llamando gay, sino, no-hombre, y que a uno le tachen de no-hombre debería ser llevado con orgullo, porque la idea de varón que tiene la sociedad es sólo una: la del cavernícola. En cambio, hay muchos tipos de masculinidades: tantas como cerebros huecos. 

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